Cuando nos enfrentamos a una situación estresante, a menudo hablamos con nosotros mismos para que nos ayude a superarla. Esto es control mental, una táctica psicológica utilizada para influir en nuestro comportamiento y nuestras decisiones. Pero hay muchas otras formas de control mental.
Un método muy conocido de control mental es el lavado de cerebro, que consiste en sustituir las creencias y valores de un individuo por otros nuevos mediante el aislamiento, la repetición u otros medios. Otro es la hipnosis, que consiste en inducir un estado de trance para inducir determinados comportamientos o pensamientos.
Estos métodos pueden utilizarse para abusos graves, como extraer información u obligar a las personas a actuar en contra de su voluntad. Pero también pueden utilizarse de forma positiva, y un ejemplo reciente es el uso del control mental en robótica. Un profesor estadounidense desarrolló esta tecnología en colaboración con un centro médico, y el resultado es que personas sin manos pueden moverlas con precisión con una prótesis robótica.
Estos ejemplos demuestran lo poderosa que puede llegar a ser la mente humana. Para entender cómo puede utilizarse el control mental de forma responsable en beneficio de la sociedad, debemos reconocer las distintas formas y tácticas de control mental. Explorémoslas juntos.